1. El
dualismo sustancial de Descartes
A comienzos del siglo XVII, la
obra de Galileo y Descartes ponen los cimientos de
la ciencia y la filosofía modernas. Por un lado, la nueva ciencia de Galileo
exigía la utilización de un método de investigación experimental para la
explicación de los fenómenos físicos; por otro, la nueva filosofía de Descartes
quiere sentar las bases de un pensamiento racional autónomo de las ideas
religiosas, capaz por sí solo de descubrir certezas. Se produce a partir de
entonces en todas las esferas del conocimiento un cambio radical de perspectiva
respecto a las cuestiones que se habían planteado desde Platón y Aristóteles.
En lo que respecta al problema que estamos examinando, la filosofía de
Descartes supone la disolución del planteamiento antiguo del problema como
problema de la relación entre el alma y el cuerpo en un Cosmos teleológico, y
la emergencia de un nuevo planteamiento del problema como problema de la
relación entre la mente y el cuerpo en un Cosmos mecanicista.
La nueva ciencia de Galileo tiene como consecuencia una nueva
concepción de la Naturaleza que desplaza la antigua concepción teleológica del
Cosmos, sustituyéndola por una concepción mecanicista, en la que la cuestión de los fines queda
totalmente relegada. El Cosmos es concebido como un mecanismo de fuerzas en el
que los cuerpos se influyen recíprocamente según leyes puramente mecánicas. Es
posible conocer matemáticamente las leyes que producen los fenómenos naturales,
sin necesidad de plantearse la cuestión de la finalidad última de tales
fenómenos. La concepción teleológica exigía elaborar teorías generales que
explicaran la totalidad del universo. La concepción mecanicista se limita a
elaborar teorías particulares de un conjunto limitado de fenómenos.
En el marco de esta concepción mecanicista del
Cosmos, Descartes elimina la noción clásica del alma como principio de vida y
movimiento, estableciendo una distinción radical entre el alma y el cuerpo. El
alma es puro pensamiento pero carece de extensión. Los cuerpos son extensos y
se rigen por causas puramente mecánicas pero son incapaces por completo de pensar.
Alma y cuerpo son dos sustancias de naturaleza totalmente distinta y se
encuentran separados. No hay ya un alma vegetativa o sensitiva que posibilite y
regule las funciones de los seres vivos y los dirija hacia un determinado fin,
sino que son puros mecanismos cuyo funcionamiento es posible explicar mediante
leyes mecánicas. El alma es algo totalmente diverso: una mente pensante que no
se rige por leyes mecánicas sino por leyes lógicas que están impresas en la
mente en el momento del nacimiento.
El dualismo sustancial de Descartes tiene importantes
consecuencias:
1) Hace posible una explicación
mecanicista del Cosmos, independiente por completo de la religión. La
regularidad mecánica de los fenómenos naturales hace posible su conocimiento
científico.
2) Afirma la total libertad del
pensamiento humano, ya que al ser la mente una sustancia totalmente distinta
del cuerpo, no está sometida a las leyes mecánicas.
3) Se hacía posible el estudio
autónomo de la mente humana, ya que los fenómenos mentales no podían ser
explicados como los fenómenos físicos y la introspección es el único acceso posible a los contenidos de
la conciencia.
Pero la separación radical entre
mente y cuerpo que hacía posible la nueva ciencia introducía un problema de
difícil solución: Si alma y cuerpo
son dos sustancias enteramente distintas, ¿cómo las afecciones del cuerpo
pueden producir las ideas de la mente y cómo las ideas de la mente pueden
producir acciones del cuerpo?
El problema de la relación entre
la mente y el cuerpo sólo surge en los seres humanos, ya que, según Descartes,
la única evidencia de que algo tiene mente es la posesión de lenguaje, por lo
que ni los animales ni las máquinas tienen mente.
El problema de la relación entre
la mente y el cuerpo que surge del planteamiento cartesiano fue objeto de
discusión durante los siglos siguientes y dista aún hoy de estar resuelto. Para
resolver este problema, Descartes propuso la existencia de un punto en el
cerebro humano (la glándula pineal,
que Descartes consideraba erróneamente que sólo se encontraba en los seres
humanos) donde se establecería esta comunicación. Pero esta solución era
totalmente inaceptable ya que suponía la afirmación de una sustancia que sería
pensante y extensa a la vez lo que era contradictorio con la propia definición
cartesiana de la sustancia.
Los filósofos racionalistas trataron de resolver el problema que
presentaba el dualismo mente-cuerpo, manteniendo la noción de sustancia de
Descartes: los fenómenos físicos y los fenómenos mentales son totalmente
diferentes, pero ni los procesos psíquicos causan los físicos ni viceversa,
aunque hay una correspondencia estricta entre unos y otros. Los principales
intentos de solución a este problema fueron los siguientes:
Cada vez que se produce un movimiento en el alma, Dios interviene para producir
el correspondiente movimiento en el cuerpo, y viceversa.
Extensión y pensamiento no son propiamente sustancias sino dos de los atributos
de una única sustancia infinita: Dios o Naturaleza. Las ideas y las cosas
serían modos de esa sustancia y se corresponderían estrictamente como las dos
caras de una misma realidad.
En el momento de la creación, Dios ha establecido una perfecta armonía entre
las dos sustancias, como si se tratara de dos relojes perfectamente
sincronizados que dan la misma hora.
El dualismo sustancial de
Descartes fue puesto en cuestión por una serie de desarrollos filosóficos y
científicos posteriores:
-El empirismo y el positivismo eliminaron el
problema de la relación entre la mente y el cuerpo del único modo que era
posible: eliminando la noción cartesiana de sustancia. Abrieron con ello el
camino al estudio de los fenómenos mentales utilizando la metodología aplicada
a los fenómenos físicos.
-El
evolucionismo de Darwin puso en cuestión la radical separación entre el hombre
y el animal y abrió la posibilidad de que no solo los seres humanos sino
también los animales tuvieran mente.
-El
psicoanálisis de Freud puso en cuestión la identidad de la mente con la
conciencia al afirmar la existencia de pensamientos y sentimientos
inconscientes que actúan sobre la conducta.
platea.pntic.mec.es/~macruz/mente/cmindex.html
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