viernes, 5 de abril de 2013

Dolor


Neurofisiología del dolor
Son muy variadas las estructuras nerviosas que participan en la percepción
de la experiencia dolorosa y de todo el cortejo que la acompaña. Existen niveles de
integración creciente donde la información del dolor es procesada de forma organizada y
sometida al control de los sistemas individuales.
Entre el sitio activo del tejido dañado y la percepción de dicho daño se
producen una serie de eventos fisiológicos que colectivamente se denominan nocicepción
(Figura 1). Este comprende 4 procesos:

  • La transducción: Proceso por el que los estímulos nocivos son convertidos 

en un potencial de acción a nivel de los receptores.

  • La transmisión: Proceso por el que el potencial de acción se propaga de 

manera centrípeta y ascendente a través de las vías del sistema nervioso
periférico (SNP) y el sistema nervioso central (SNC).

  • La modulación o antinocicepción: Proceso por el que la transmisión es 

atenuada en distintos niveles.
La percepción: Es el proceso final por el que la transducción, la
transmisión y la modulación interactuan con la psicología del paciente para
crear la experiencia emocional y, como tal, subjetiva que se percibe como
dolor.


Transducción
El receptor del dolor llamado nociceptor no viene a ser sino la terminación  periférica de una neurona bipolar cuyo cuerpo neuronal se encuentra en el ganglio  raquídeo de la raíz dorsal, los nociceptores son receptores no encapsulados también  llamados: Terminaciones nerviosas libres, la función primordial del nociceptor es la de  distinguir entre un estímulo inocuo de otro potencialmente dañino. El nociceptor se clasifica de acuerdo al tipo de fibra que la constituye,  distinguiéndose los receptores A delta y C (Tabla 1), las fibras A delta son mielinizadas y  las fibras C son no mielinizadas de conducción más lenta. Ambos tipos de nociceptores se encuentran a nivel de la piel y tejidos somáticos profundos, en cambio a nivel vísceral predominan los receptores de tipo C. En este último nivel el tipo de estímulo que  despolariza el receptor varía de acuerdo al órgano en el que se encuentra, por ejemplo:  en el corazón: estímulo químico; pulmón: vasoconstricción, congestión y edema; vías  respiratorias: estímulo mecánico y químico; vías biliares: distensión, contracción e 
hipertensión; tracto génito urinario: tracción, distensión e irritación.




































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